BASTONES DE MANDO Y RULAS DEL PORVENIR.

Por: Rubén Darío Clavijo Sanabria
Colectivo Somos Sudacas




Desde que las doce mil rulas de los corteros de caña dejaron de sonar el 15 de septiembre para romper las cadenas de la sobre-explotación; y el Grito de la Madre Tierra retumbò con la Minga de Resistencia Indígena y Popular, el 12 de octubre de 2008, el latir de los pueblos por la defensa del territorio, la cultura y el respeto por la madre tierra no ha descansado.

Nuevamente los bastones de mando han salido a la Panamericana con el firme propósito de cambiar las estructuras de terror que destruyen el tejido social; así como la intoxicación masiva que se expande sobre el territorio nacional, con un gobierno negador de la vida, afianzado en el poder desde hace seis años.

En las lucha de los corteros e indígenas del suroccidente reflejan la grave crisis social que asistimos, pero que el gobierno se ensaña en desvirtuar como amenaza terrorista. En principio, bajo el manto de la Conmoción Interior; Uribe desmontó el paro de la rama judicial, sopretexto de una desestabilización institucional. Hoy, quince días después de que el paro se levantara, aún el decreto no ha sido derogado. Por el contrario, esta medida del ejecutivo aumentó las manifestaciones de protestas y asimismo se agudizó la represión de la fuerza pública contra los sectores sociales.

La fuerza pública, por ejemplo, en cabeza del Escuadrón Móvil Antidisturbios (SMAD) ha utilizado artefactos explosivos no convencionales; compuestos por balines, puntillas y clavos. En el programa Contravía del periodista Hollman Morris, se ve claramente como miembros de la policía lanzan explosivos contra los manifestantes y cargan machetes, cuando el presidente Uribe desmiente estas versiones de organizaciones de Derechos Humanos y medios alternativos. Las evidencias de las imágenes reflejan el trato de guerra y combatientes que el Estado hace del movimiento indígena.

Es decir; los medios masivos nos muestran una realidad virtual que no corresponde con el sufrimiento y el dolor del pueblo colombiano. Por el contrario, juegan con la enajenación mental de los espectadores de la historia televisada.

Todo aquello que esta dentro del pensamiento y la cultura de la mayoría de las personas están siendo significadas y manipuladas simbólicamente por los medios masivos de comunicación; los cuales presentan las movilizaciones indígenas y de corteros como la causa de una desestabilización en el orden publico nacional; una obstrucción al flujo de mercancías y de capitales; una involución hacia el progreso, de desarrollo y de civilidad occidental.

Por esta razón, de dominación mediática, es necesario que todas las formas de comunicación posibles, existentes o inventadas, pasen a jugar un papel oportuno dentro de lo que significa la memoria histórica de nuestra nación y sus pueblos. Simplemente seducir y afectar a todo aquel transeúnte despreocupado y nublado de la realidad.

La de siglos de explotación, colonización, exclusión, racismo y exterminio de nuestras razas. La de un pasado muy vivo en nuestro presente; es una puesta en resistencia ante infinitas décadas de explotación por tiranos externos a nuestras comunidades; es un llamado definitivo y general de todos los pueblos indígenas, desde los cuatro puntos cardinales ante el peligro y la urgencia que implican la llegada de catástrofes ambientales y de exterminio cultural que nos acostumbraron las multinacionales y los megaproyectos que nos han despojado de nuestros territorios. En síntesis, lo que está en juego es la vida, la tierra, la tradición y la libertad. Por eso la resistencia continuará hasta que caiga el último indígena sobre su madre: la tierra.

Ante esta crisis mundial del capitalismo, los indígenas levantan sus bastones de mando; ante este estado de miseria los cortadores de caña levantan sus rulas. Ellos son las voces y el palpitar de la tierra.

Somos Sudacas

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Es un Colectivo de comunicación popular y alternativa que surgió en junio de 2001. Nuestro programa fue transmitido ininterrumpidamente hasta el 28 de octubre de 2004 cuando fue cerrado INRRAVISIÓN por el gobierno nacional. Anteriormente la palabra “sudaca” se utilizaba para nombrar a los sudamericanos que se encontraban exiliados en Europa, producto de las dictaduras militares en el cono sur espacialmente. Un término despectivo que también encierra la estigmatización contra los latinoamericanos: “sudor y caca”. Estos dos elementos que para muchos son símbolo de “excoria social” para nosotros significan perseverancia, resistencia y desde el punto de vista fisiológico, una necesidad humana que por fea y desagradable que parezca es parte de nuestro cuerpo. Lo que para los estilistas del lenguaje es peyorativo, para nosotros refleja la exclusión que por tantos años ha padecido los pueblos americanos. Esa odisea que aún no termina y que por tanto, si queremos incidir en el cambio social, debemos mirar hacia los “sudacas” que en la cotidianidad enfrentan la segregación étnica, social, cultural, política y económica.
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